Buenas tardes grupo!
Coincido con las publicaciones anteriores. Encontré muy movilizador el texto de Javier Martínez, del cual rescato unas ideas. Alguna de ellas, a priori, parecen muy sencillas pero merecen una profunda reflexión. Como nos dice el autor, debemos tomarnos el tiempo para "plantearnos aparentes obviedades". Cuando sino en esta época en la que atravesamos un cambio profundo de paradigmas...
-"Demasiada certidumbre". ¿Demasiada comodidad? Debemos aprender a abandonar esta posición en pos de adaptarnos a la nueva realidad. Comparto que el papel del tutor virtual es el mismo que el del profesor presencial. Sin embargo, la vorágine de los hechos acontecidos nos impidió, en muchos casos, reflexionar sobre cómo asumir nuestra función para "ayudar a que los alumnos aprendan". Es aquí donde probablemente hemos comedido la mayoría de los errores. La versión en línea de nuestras asignatura se ha construido, en muchos casos, a partir de una virtualización de lo presencial e incluso partiendo de una estructura mal diagramada de lo presencial.
-"Los tutores van a tener que especializarse en aquello en que sean mejores que los ordenadores". Tan simple y sencillo de entender como complicado de aplicar. Esta frase nos guía en la conducta y las acciones a desempeñar por el tutor. Nos interpela sobre papel que el tutor debe sumar a su faceta académica a fin de garantizar que el aprendizaje siga siendo un fenómeno social (y alcanzar la "formación sin distancia").
-"Los alumnos, principalmente en la universidad, descubren que pueden faltar a clase y les va igualmente bien". Personalmente, confirmé esta frase desde los dos roles. Como estudiante, recuerdo que en segundo año de mi carrera de grado 'descubrí' que no era necesario asistir a las teorías, las cuales no eran obligatorias. Además, asistir era igual a leer la información directamente de los libros. Hoy, debemos cuestionarnos desde nuestro rol como tutores-docentes porqué muchos de los estudiantes deciden no asistir a los encuentros sincrónicos. Frente a esto, la opción de "dejar que el estudiante asuma el protagonismo" se muestra muy atrayente. El tutor debe ser facilitador de un proceso activo de construcción. Debemos replantear los objetivos de la educación, motivar a los estudiantes e incentivarlos a aprender mediante una experiencias activas y respetando el derecho humano a cometer errores.
Por último, (y perdón por la extensión), los aportes del manual del docente de educación a distancia de la UAEH me resultaron muy interesantes. Fundamentalmente, me permitió ahondar en las diferencias entre el rol de asesor y el de tutor, en los distintos modelos tutoriales y la importancia de la comunicación en la virtualidad.
Saludos!.-