-Pienso que el desafío de construir un ecosistema comunicativo institucional y educativo en sintonía con los nuevos modos de percibir el espacio y el tiempo, las diferencias entre las distancias y la velocidades puede ser alcanzado en gran parte con la ayuda de las TIC. Creo que la combinación entre clase presencial y modalidad virtual ayuda a respetar las diferencias en los procesos de aprendizaje de cada estudiante. El hecho de poder consultar el material didáctico cuantas veces sean necesario y en los tiempos y lugares que resulten más convenientes para el alumno (situaciones que pueden generarse gracias a la virtualidad) colaboran con un aprendizaje más profundo, personalizado. Por ejemplo, cuando no comprende un concepto explicado por el docente en la clase teórica, se puede consultar la diapositiva que se usó de guía en la clase, compararla con los apuntes disponibles y la bibliografía que recomiendan, acudir a un compañero/docente/tutor de clase para debatir y aclarar dudas en un foro o chat,….todos recursos que no se limitan y pueden transcender las 2 horas de un día y espacio fijo que implica una clase presencial.
Como comentaron algunos de mis compañeros, comparto que el poder romper con los esquemas clásicos de las clases (donde el docente tiene el dominio de gran parte de clase y los estudiantes terminan adoptando un rol pasivo, de sumisión respecto a cuándo deben o no intervenir según los espacios que habilita el docente) tiene consecuencias muy positivas a la hora de brindar mayor protagonismo del alumno en su trayecto de aprendizaje.
-En sintonía a lo anteriormente expuesto, creo que la construcción de un ecosistema comunicativo institucional y educativo que respeta los nuevos modos de circulación del saber se debe también basar en el uso de TIC. Es real que no existen grandes diferencias entre el acceso a la información que tiene el docente y el estudiante: internet es una fuente de acceso universal y mucha de la bibliografía utilizada se encuentra en la biblioteca. Pero creo que la elección, selección y comprensión de esa información debe ser un proceso supervisado por el docente. El aula (presencial y virtual) sigue siendo un buen lugar para que el saber circule no solo de manera vertical (docente-estudiante) sino también entre pares: lo que resulta una duda para uno puede ser un tema/procedimiento ya comprendido por otro o también el disparador para que otra persona se replantee cuál fue su interpretación y entendimiento sobre eso. Eso sí: supervisado por un docente que sea capaz de guiar, corregir o ampliar/profundizar ese saber.
-En lo personal, me resulta un desafío constante el dejar más espacio al hipertexto en las prácticas pedagógicas. Tengo la sensación de tener una visión sesgada respecto al aprendizaje y la manera que mediante un escrito el alumno expresa su conocimiento. El uso de otras maneras de comunicación de ese saber (sobretodo mediante la utilización de recursos digitales) por parte del estudiante puede resultar en una forma mucho más efectiva de adecuar y manifestar el proceso de aprendizaje. Pienso que el hipertexto puede permitir potenciar mucho más la creatividad y nutrir mejor las experiencias educativas (y hasta ayudar a evaluar de forma más integral y objetiva al alumno).