Creo, que justamente esa empatía hacía la tecnología es el
puntapié inicial para comenzar cualquier clase. Desde el uso de un video de
youtube, hasta el uso de memes, pueden brindarnos una conexión con los nuevos
estudiantes y aprovechar esto para enseñar. No son una generación de sólo
escuchar (como nuestros padres con el radioteatro) o de ver y oír (como mi
generación con la TV), sino que además precisan interactuar, recibir una
respuesta, es por ello que el uso de simulaciones es una de las cosas que más
me ha servido para explicar algunos temas. Donde ellos puedan manejar las
variables y ver qué sucede en tiempo real. Dónde no hay que esperar, dónde está
el “ya” constante y dónde lo lejano, se convierte en cercano, porque se puede
hacer desde el celular.
De esta manera puedo proyectar la imagen de la simulación o de
los juegos que hay en internet relacionados con Biología (sin contar que hay
hasta un animé que explica muy bien el sistema inmunológico, “cells at work”.
Desde allí puedo establecer algunos criterios para que los estudiantes aprendan
a usar la simulación, y a partir de ellos dejarlos que generen sus propias
ideas. Antes mis clases eran muy estructuradas, ahora capaz si las ven piensan
que son un caos, pero el porcentaje de aprobados aumentó desde que “ese caos”
se implementó. Si somos pocos y el día está lindo, podemos dar clases en el
campus, una descontractura a la hora de dar la teoría, se mantiene el programa
y saben que cualquier duda que tienen, pueden dirigirse a los profes, o al
libro (no uso apuntes propios, ni paso el power point), que sigue siendo a la
vieja escuela eso, es otro aprendizaje que atraviesan, que lo dado en clase
está sacado de esa “guía”. Si bien, siempre estamos tratando de mejorar e
innovar y salirnos de muchas cosas clásicas, el libro nos da (a ellos y a
nosotros) un punto de encuentro y partida.